Visitamos los poblados arrasados por la tormenta
El domingo fue sin duda uno de nuestros días más duros en Gambia.
Nos desplazamos al norte del país, la zona más afectada por el vendaval de la semana pasada. Ya desde la carretera se podían apreciar los destrozos: tejados volados, ropa y enseres esparcidos, arboles caídos, antenas y depósitos de agua destrozados… Y lo peor estaba por llegar.
A medida que te alejabas por caminos, hacia pueblos del interior, la devastación era mayor. No solo habían desaparecido los tejados, se habían derrumbado las casas. Llegamos a zonas en las que solo la tienda del pueblo había quedado en pie.
Tras visitar 10 aldeas, reunirnos con ellos y evaluar daños decidimos un plan en dos fases. La primera, llevarles alimentos, puesto que se han quedado sin comida, todo el arroz y mijo se ha echado a perder porque se ha mojado. Y la segunda, esperar a después de las lluvias, para comprar materiales de construcción y empezar de cero a levantar las casas más perjudicadas.
Conscientes de que no llegamos a todos, indignados porque no debería ser nuestra labor y porque la autoridades brillan por su ausencia, pero resignados porque si no colaboramos, no lo hará nadie. Intentando remover conciencias y despertar esa llama para que ellos también sean conscientes de este fallo en el sistema.
Juntos llegamos más lejos: https://www.ittgambia.org/emergencia-en-gambia/